Recuperación de las figuras parentales y recuperación del lugar de hija

Paciente que acudió a consulta porque ya “no podía vivir más con sus repeticiones inconscientes” según sus palabras.
Mujer de 35 años, vive en España hace más de 4 años y es oriunda de Venezuela.
En su primer contacto dijo haber pasado por un duelo migratorio, una relación tóxica y vínculos familiares complicados.
Desde hace 4 años fue diagnosticada con lupus, enfermedad autoinmune que le ha afectado especialmente el funcionamiento de sus riñones, teniendo que someterse a un tratamiento intravenoso muy invasivo (las enfermeras le referían de que ya no encontraban alguna vena sin callos por la que pasarle la medicación), acompañada de una rigurosa dieta alimentaria. Además, cada mañana al despertar debía realizar prolongados ejercicios de estiramiento de todas las articulaciones de su cuerpo porque decía que sentía un agarrotamiento corporal general.
Hija de una madre abandónica quien la dejó de bebé al cuidado de su padre nacido en España que vivía en Venezuela. Él formó pareja con otra mujer con la que tuvo otra hija. La madrastra de J. la descalificaba constantemente, ninguneaba y maltrataba cuando su padre no estaba en casa.
Su padre tenía severos problemas con el alcohol, en una ocasión, siendo J. menor de edad la echó de su casa y pasó esa noche durmiendo en el porche de entrada. También la descalificaba y repetidas veces le decía que ella no aprendía nada en el colegio, que no era inteligente. J. comenta que a ella le costaba mucho estudiar y ser aplicada, pero al día de hoy tiene un trabajo que ejerce con mucha responsabilidad y es apreciada por su superior y compañeras.
Comenzamos trabajando la “llamada función paterna” para que la paciente recupere su lugar de hija al tener lo paterno tan distanciado. Resignificando la tristeza y el dolor que había sufrido por parte de su padre el cual falleció hace casi 5 años por un cáncer diagnosticado un poco antes que el lupus de J. Trabajamos a través de visualizaciones, pudiéndose reconectar con esta figura que en algunos momentos también pudo ser protectora. Además del maltrato, el padre de J. había intentado cuidar de ella, con todas sus limitaciones provocadas por una fuerte desconexión emocional con sus propios padres oriundos y residentes en España, con los cuales no tenía casi contacto.
Esta descarga emocional acompañada de una mayor comprensión de la historia de su padre generó en la paciente una forma de volver a darle significado a este vínculo, además de una mejora en los resultados de su control médico, los valores de la analítica siguiente de comenzar el tratamiento terapéutico fueron significativamente mejores que hasta su Doctora reumatóloga se sorprendió y recomendó bajarle las dosis de la medicación que hacía 4 años tomaba. 
Relató en una sesión que los estiramientos ya no eran tan necesarios permitiéndole comenzar su día casi sin dolores corporales y poder ser constante en mantener una dieta alimentaria acorde a su enfermedad.
Las visualizaciones son una herramienta muy potente que permiten al paciente recrear escenas vividas y emociones no dichas con sus figuras parentales (Messing, 2007) utilizando ambas representaciones mentales la proposicional a través del lenguaje (Paivio, 1979) dirigiéndose a ellos en primera persona y la digital, con imágenes mentales almacenadas en la memoria (Paivio, 1979), ambas se conectan con la huella mnemónica y generan mayor eficacia en este ejercicio tan reparador que aplicamos en la Terapia Vincular Familiar (Messing, 2007).
Una vez reparado y recuperado en parte el vínculo con su padre pudimos comenzar a trabajar el vínculo materno. La paciente casi no podía llamar “mamá” y en las primeras sesiones decía “me siento como un papelito al viento, que no pertenezco a nada, que estoy ahí, a la deriva”.
El inicio de esta etapa del tratamiento fue mucho más complejo. Realizar las visualizaciones, era difícil para J. ya que ni siquiera podía recordar la cara de su madre (apenas la había visto un par de veces), pero fue gracias a la inclusión mental del padre que pudo empezar a poner en palabras el enojo, la incomprensión, la rabia, la incertidumbre que esta mamá le había y continuaba generando; fue así que recordó sus manos, sus uñas, sus dedos…y dar lugar a la situación triangular (Messing, 2020). Es decir, a aprender a no quedarse a solas con ninguno de sus padres y evitar así sentirse agobiada o asfixiada de quedar atrapada con el vínculo materno y generar su acceso a éste (Messing, 2020). Y realizar el mismo ejercicio con su padre.
A las pocas semanas a través de una tercera persona contactó con una hermana de la misma madre.
Comenzaron a escribirse y contarse cosas, J. le pidió el número de teléfono de su madre. Continuamos trabajando en las sesiones la inclusión del padre en todos estos avances de J. y convenimos en que contactaría a su mamá una vez sienta que el padre la acompañaba en este acontecimiento tan importante e histórico de su vida.
Y así fue, logró superar sus miedos y dudas y le escribió a su madre con firmeza, la cual le respondió a la brevedad. 
La paciente decidió entonces ir a ver a su hermana que actualmente también reside en España. Fue un reencuentro muy emotivo en el que su hermana disipó ciertas fantasías sobre su madre. (al inicio del contacto con su hermana, surgieron celos por parte de J. ya que esta hermana había crecido y vivido junto a su madre, a lo cual me referí como: “¿realmente sabemos cómo fue para tu hermana esta convivencia? ¿Habrá sido tan idílica como lo imaginas?”.
Con ambos padres incluidos en el corazón de J. este reencuentro fraternal estuvo lleno de emociones, alegrías y entusiasmo por retomar el vínculo entre estas dos hermanas.
A la vuelta del viaje la comunicación con su madre era solo a través de mensajes, J. se sentía un poco desanimada porque sentía que algo se había truncado y que el vínculo con su mamá no avanzaba…
Le propuse escribirles una carta a ambos padres contándoles todos los avances que generó en su vida haber reparado y resignificado el vínculo con ellos, en sesiones de mucho llanto, angustia y dolor y diciéndoles que ya no se siente “como un papelito al viento”.
Fue ese domingo antes de ponerse a escribir cuando recibió una videollamada de su mamá … no sabía si atender o no, se conectó internamente con su papá y aflojó el malestar, atendió la llamada y estuvo durante una hora hablando y viendo a su madre después de más de 20 años sin interacción con ella.
La madre le pidió disculpas por haberla abandonado, le contó la lastimosa historia con su propia madre que también fue muy descuidada con ella y la ausencia de su padre. J. gracias a esta profundización en su elaboración personal encontró un alivio importante y muchas respuestas a los eventos del pasado que había notado que se seguían repitiendo hasta entones.
J. entendió que su padre biológico no era el mismo hombre con el que había crecido. El intentar saber más sobre su padre biológico permitiría conectarse un poco más con su mamá y poder llegar más a ella y a su papá.
La paciente comenzó un emprendimiento laboral junto a su hermana, retomó los exámenes para conseguir su carné de conducir y decidió organizar y seguir comprometiéndose en el lugar donde vivía.
Cuanto mayor es la distancia afectiva con nuestros padres, mayor identificación hacia ellos se establece, en los recursos que ellos mismos no pudieron resolver con sus propios padres (Messing, 2007). Cuando se recupera el lugar de hija/o y el afecto por los padres, esos procesos masivos de identificación no son necesarios y se logra avanzar en procesos de discriminación (Messing, 2007).

Nota: todos estos avances se produjeron en un período de aproximadamente 6 meses con frecuencia de una sesión semanal.

Referencias:

Messing, C. (2007). Desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes. Noveduc.

Messing, C. (2020). Terapia Vincular-Familiar. Un nuevo abordaje de las sintomatologías actuales. Noveduc.

Paivio, A. (1979). The relationship between verbal and perceptual codes. En E. C. Carterette y P. P. Friedman (Comps.), Handbook of perception (Vol. IX: Perceptual Processing). Nueva York: Academic Press. (Citado por A. Rivière (1986, p. 85). Razonamiento y representación. Madrid: Siglo XXI



Recuperación de las figuras parentales y recuperación del lugar de hija

 

Paciente que acudió a consulta porque ya “no podía vivir más con sus repeticiones inconscientes” según sus palabras.

Mujer de 35 años, vive en España hace más de 4 años y es oriunda de Venezuela.

En su primer contacto dijo haber pasado por un duelo migratorio, una relación tóxica y vínculos familiares complicados.

Desde hace 4 años fue diagnosticada con lupus, enfermedad autoinmune que le ha afectado especialmente el funcionamiento de sus riñones, teniendo que someterse a un tratamiento intravenoso muy invasivo (las enfermeras le referían de que ya no encontraban alguna vena sin callos por la que pasarle la medicación), acompañada de una rigurosa dieta alimentaria. Además, cada mañana al despertar debía realizar prolongados ejercicios de estiramiento de todas las articulaciones de su cuerpo porque decía que sentía un agarrotamiento corporal general.

Hija de una madre abandónica quien la dejó de bebé al cuidado de su padre nacido en España que vivía en Venezuela. Él formó pareja con otra mujer con la que tuvo otra hija. La madrastra de J. la descalificaba constantemente, ninguneaba y maltrataba cuando su padre no estaba en casa.

Su padre tenía severos problemas con el alcohol, en una ocasión, siendo J. menor de edad, la echó de su casa y pasó esa noche durmiendo en el porche de entrada. También la descalificaba y repetidas veces le decía que ella no aprendía nada en el colegio, que no era inteligente. J. comenta que a ella le costaba mucho estudiar y ser aplicada, pero al día de hoy tiene un trabajo que ejerce con mucha responsabilidad y es apreciada por su superior y compañeras.

Comenzamos trabajando la “llamada función paterna” para que la paciente recupere su lugar de hija al tener lo paterno tan distanciado. Resignificando la tristeza y el dolor que había sufrido por parte de su padre el cual falleció hace casi 5 años por un cáncer diagnosticado un poco antes que el lupus de J. Trabajamos a través de visualizaciones, pudiéndose reconectar con esta figura que en algunos momentos también pudo ser protectora. Además del maltrato, el padre de J. había intentado cuidar de ella, con todas sus limitaciones provocadas por una fuerte desconexión emocional con sus propios padres oriundos y residentes en España, con los cuales no tenía casi contacto.

Esta descarga emocional acompañada de una mayor comprensión de la historia de su padre, generó en la paciente una forma de volver a darle significado a este vínculo, además de una mejora en los resultados de su control médico. Los valores de la analítica siguiente de comenzar el tratamiento terapéutico fueron significativamente mejores que hasta su Doctora reumatóloga se sorprendió y recomendó bajarle las dosis de la medicación que hacía 4 años tomaba.

Relató en una sesión que los estiramientos ya no eran tan necesarios, permitiéndole comenzar su día casi sin dolores corporales y poder ser constante en mantener una dieta alimentaria acorde a su enfermedad.

Las visualizaciones son una herramienta muy potente que permiten al paciente recrear escenas vividas y emociones no dichas con sus figuras parentales (Messing, 2007). Utilizando ambas representaciones mentales, la proposicional a través del lenguaje (Paivio, 1979) dirigiéndose a ellos en primera persona y la digital, con imágenes mentales almacenadas en la memoria (Paivio, 1979), ambas se conectan con la huella mnemónica y generan mayor eficacia en este ejercicio tan reparador que aplicamos en la Terapia Vincular-Familiar (Messing, 2007).

Una vez reparado y recuperado en parte el vínculo con su padre, pudimos comenzar a trabajar el vínculo materno. La paciente casi no podía llamar “mamá” y en las primeras sesiones decía “me siento como un papelito al viento, que no pertenezco a nada, que estoy ahí, a la deriva”.

El inicio de esta etapa del tratamiento fue mucho más complejo. Realizar las visualizaciones, era difícil para J., ya que ni siquiera podía recordar la cara de su madre (apenas la había visto un par de veces), pero fue gracias a la inclusión mental del padre que pudo empezar a poner en palabras el enojo, la incomprensión, la rabia, la incertidumbre que esta mamá le había y continuaba generando; fue así que recordó sus manos, sus uñas, sus dedos… Y dar lugar a la situación triangular (Messing, 2020). Es decir, a aprender a no quedarse a solas con ninguno de sus padres y evitar así sentirse agobiada o asfixiada de quedar atrapada con el vínculo materno y generar su acceso a éste (Messing, 2020). Y realizar el mismo ejercicio con su padre.

A las pocas semanas, a través de una tercera persona contactó con una hermana de la misma madre.

Comenzaron a escribirse y contarse cosas, J. le pidió el número de teléfono de su madre. Continuamos trabajando en las sesiones la inclusión del padre en todos estos avances de J. y convenimos en que contactaría a su mamá una vez sienta que el padre la acompañaba en este acontecimiento tan importante e histórico de su vida.

Y así fue, logró superar sus miedos y dudas y le escribió a su madre con firmeza, la cual le respondió a la brevedad.

La paciente decidió entonces ir a ver a su hermana, que actualmente también reside en España. Fue un reencuentro muy emotivo en el que su hermana disipó ciertas fantasías sobre su madre. Al inicio del contacto con su hermana, surgieron celos por parte de J., ya que esta hermana había crecido y vivido junto a su madre, a lo cual me referí como: “¿realmente sabemos cómo fue para tu hermana esta convivencia? ¿Habrá sido tan idílica como lo imaginas?”.

Con ambos padres incluidos en el corazón de J. este reencuentro fraternal estuvo lleno de emociones, alegrías y entusiasmo por retomar el vínculo entre estas dos hermanas.

A la vuelta del viaje la comunicación con su madre era solo a través de mensajes, J. se sentía un poco desanimada porque sentía que algo se había truncado y que el vínculo con su mamá no avanzaba…

Le propuse escribirles una carta a ambos padres contándoles todos los avances que generó en su vida haber reparado y resignificado el vínculo con ellos, en sesiones de mucho llanto, angustia y dolor y diciéndoles que ya no se siente “como un papelito al viento”.

Fue ese domingo, antes de ponerse a escribir, cuando recibió una videollamada de su mamá … No sabía si atender o no, se conectó internamente con su papá y aflojó el malestar, atendió la llamada y estuvo durante una hora hablando y viendo a su madre después de más de 20 años sin interacción con ella.

La madre le pidió disculpas por haberla abandonado, le contó la lastimosa historia con su propia madre que también fue muy descuidada con ella y la ausencia de su padre. La paciente gracias a esta profundización en su elaboración personal encontró un alivio importante y muchas respuestas a los eventos del pasado que había notado que se seguían repitiendo hasta entones.

J. entendió que su padre biológico no era el mismo hombre con el que había crecido. El intentar saber más sobre su padre biológico permitiría conectarse un poco más con su mamá y poder llegar más a ella y a su papá.

La paciente comenzó un emprendimiento laboral junto a su hermana, retomó los exámenes para conseguir su carné de conducir y decidió organizar y seguir comprometiéndose en el lugar donde vivía.

Cuanto mayor es la distancia afectiva con nuestros padres, mayor identificación hacia ellos se establece, en los recursos que ellos mismos no pudieron resolver con sus propios padres (Messing, 2007). Cuando se recupera el lugar de hija/o y el afecto por los padres, esos procesos masivos de identificación no son necesarios y se logra avanzar en procesos de discriminación (Messing, 2007).

 

Nota: todos estos avances se produjeron en un período de aproximadamente 6 meses con una frecuencia de una sesión semanal.

 

Referencias:

 

Messing, C. (2007). Desmotivación, insatisfacción y abandono de proyectos en los jóvenes. Noveduc.

 

Messing, C. (2020). Terapia Vincular-Familiar. Un nuevo abordaje de las sintomatologías actuales. Noveduc.

 

Paivio, A. (1979). The relationship between verbal and perceptual codes. En E. C. Carterette y P. P. Friedman (Comps.), Handbook of perception (Vol. IX: Perceptual Processing). Nueva York: Academic Press. (Citado por A. Rivière (1986, p. 85). Razonamiento y representación. Madrid: Siglo XXI